La Iglesia Católica contará próximamente con tres nuevos santos, un nuevo beato y un nuevo venerable. El Papa Francisco ha autorizado al Dicasterio para las Causas de los Santos a promulgar los decretos firmados el 28 de marzo, lo que representa un importante paso en el reconocimiento de estos ejemplos de fe y entrega.
Entre los nuevos santos se encuentran Choukrallah Maloyan, obispo de Mardin de los armenios, quien fue martirizado en 1915 durante el genocidio armenio; y Peter To Rot, un laico catequista de la isla de Rakunai, en la actual Papúa Nueva Guinea, asesinado por continuar su apostolado pese a la prohibición japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. También será canonizada María del Carmen Rendiles, religiosa venezolana y fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús, destacada por su dedicación al servicio en parroquias y colegios, especialmente hacia los más necesitados.
La vida de María del Carmen Rendiles
Nacida el 11 de agosto de 1903 en Caracas, Venezuela, Carmen Elena Rendiles Martínez, conocida como María del Monte Carmelo, demostró desde joven su vocación religiosa, ayudando a su madre a sacar adelante a la familia tras la muerte de su padre y colaborando activamente en la parroquia. Tras explorar diversas congregaciones, en 1927 decidió unirse a la Congregación de las Siervas de Jesús del Santísimo Sacramento. Emitió sus votos perpetuos el 8 de septiembre de 1932 y fue nombrada maestra de novicias. En 1946 asumió el cargo de Superiora Provincial y, posteriormente, lideró la fundación de la Congregación de las Siervas de Jesús, una nueva familia religiosa.
En 1974, tras un accidente automovilístico, Carmen pasó sus últimos años en silla de ruedas y falleció el 9 de mayo de 1977. Fue beatificada el 16 de junio de 2018, luego de que se reconociera la curación milagrosa de una joven diagnosticada en 2015 con hidrocefalia triventricular idiopática. A pesar de múltiples cirugías y un estado de salud crítico, la joven experimentó una recuperación rápida y completa después de que familiares y fieles pidieran la intercesión de la Madre Carmen en la capilla del Colegio Belén de Caracas. La ciencia no pudo explicar la mejoría, considerada milagrosa, lo que permitió avanzar hacia la canonización de la religiosa.
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